"La piedrita es una creatura perfecta
igual a sí misma
protegiendo sus límites
llena perfectamente de un sentido de piedra
las piedritas no se dejan adueñar,
nos miraran hasta el fin con ojo quieto y clarísimo."
Volviendo de Polonia, donde Puntos Corazón conoce un providencial florecimiento, traigo conmigo estos versos de un gran poeta polaco contemporáneo. « Aquí, toda nuestra teología cabe en esta poesía » nos decía Grzegorz Rys, obispo auxiliar de Cracovia. Frente a la violencia de las ideologías y a los tormentos de su país, Herbert escribe una oda a una silla, agradece a un piedra, una lágrima, una sonrisa que se ofrecen a él. Tal regreso a la experiencia es nuestro desafío. La soledad de los niños y de las personas encontradas se impone ante nosotros, « nos mira hasta el fin ». Así, en las favelas como en las calles de Manhattan, así, en la sagrada India como en la atea Berlín, nos mira « con ojo quieto y clarísimo ». No hay nada más real para nuestros voluntarios que un encuentro, que una risa venciendo algunas lágrimas. Nada mas real que esta experiencia de amistad que se presenta a través de una casa, una silla, una mesa, una cena, un juego, un sol, una orilla, un bosque familiar, a veces una simple mirada.
« La fidelidad de las cosas abre nuestros ojos a la finalidad » escribía también Herbert. Que bella invitación a tomar altura con todas las controversias vanas que nos invaden para escuchar « el llamado de las cosas », saborear los encuentros, alimentarse de la experiencia.